Anna Forés Miravalles

Per seguir somiant


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HUMOR Y EDUCACIÓN: UNIDOS POR LA RISA

 

“El acto más revolucionario que puedes cometer en la sociedad de hoy es

ser feliz en público”

Patch Adams

http://ined21.com/humor-y-educacion-unidos-por-la-risa/

La primera idea que me surgió cuando vi el film Patch Adams, que narra la historia del doctor Hunter Doherty conocido como el doctor de la risa, fue interrogarme sobre si el humor es un buen aliado para aprender.

Hace un par de días, reflexionando en clase sobre cuáles son las cualidades de los buenos docentes, Andrés Cerezo, alumno de Grado Primaria, recordó a uno de sus maestros y destacó en él “el humor” como una de las competencias clave  del buen maestro.

“Conseguía que la clase fuera distendida, aprendíamos entre sonrisas, nos provocaba curiosidad, se respiraba buen rollo… y todo era gracias al humor”.

El humor se convertía en sus clases en la estrategia mediadora en el proceso de aprender. No sólo mis alumnos, Jose Luis Coronado afirma que muchos estudios y experimentos en psicología educativa avalan esta idea básica: los estudiantes valoran más y mejor a aquellos profesores que tienen sentido del humor.

Humor y educación

Una alianza “de risa”

Las emociones, en forma de energía han sido señaladas por los estudios de neurociencia como el combustible que nos mantiene vivos.

Escribe Francisco Mora, en el libro Neuroeducación,  que la emoción es una energía codificada que permanece en ciertos circuitos del cerebro. Estos circuitos los podemos encontrar alojados físicamente en el cerebro límbico y el tronco del encéfalo. Al ser esto así, seguramente cuando reímos por una secuencia humorística, queda un reflujo de energía que permanece como un remanso emocional de felicidad en nuestra cabeza: cuando una idea va unida al humor, queda más tiempo en el cerebro.

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Una de las actitudes  positivas  más fáciles de identificar, es aquella que se manifiesta con el sentimiento de la felicidad y se exterioriza con la imagen de la risa: el humor. Se trata  de “una actitud frente a la vida” –afirmaba  R. Gómez de la Serna–, en el ensayo titulado “Humorismo”: “frente al humorismo está el amarguismo”.

Hablar del humor unido al ámbito educativo no es habitual. Estudiosos de este tema advierten que, aunque  el humor  ha ganado prestigio en otros ámbitos culturales,  continúa al margen de las aulas.

Cerciorarnos de esta situación ha llevado a que se pongan de manifiesto, por primera vez en educación, temas no considerados en tiempos anteriores relevantes como la que podemos denominar Pedagogía del Humor. Tradicionalmente, la enseñanza ha sido catalogada como  “cosa seria” y  asumo que este matrimonio está sujeto a crítica dada la complejidad de desligar aspectos culturales y científicos. En cualquier caso, son muchos los apoyos que provienen de estudiosos del tema, todos ellos muy serios, rigurosos y disciplinados.

Ron Burguess  en  “Escuelas que ríen” considera fundamental para los docentes comprender que la risa puede ser un elemento esencial para el aprendizaje,  pues crea un ambiente propicio para la enseñanza,  y nos reta a  combinar la risa y aprendizaje en la enseñanza ofreciendo  “149  propuestas para incluir el humor en las clases”.

La capacidad de pensar tiene más de una  dimensión y el profesor Berger (autor de una obra de referencia en este ámbito: La risa redentora, Barcelona: Kairós.) afirma que “la experiencia cómica tiene una función cognoscitiva o intelectual de gran importancia”. Su utilización en el aprendizaje, favorece el desarrollo de la creatividad al hacer que los alumnos, sean  capaces de  dirigir la mirada más allá de lo evidente, – prosigue Berger – proporcionando la posibilidad  de percibir ideas desde  dos marcos de referencia internamente coherentes, pero habitualmente incompatibles. El humor se convierte también en una herramienta de primer orden para el desarrollo del pensamiento reflexivo.

También filósofos tan serios como Nietzsche reconocen la risa como “aquello que permite al pensamiento serio desprenderse de sus límites y alcanzar lo “impensable”, lo que no puede ser pensado”. Es decir, la risa es un factor de creatividad y una fuente inagotable de ver la realidad desde diferentes perspectivas.

Begoña García, doctora en Psicología por la Universidad de Valladolid y experta en este tema, asegura en sus investigaciones que impartir una clase con sentido del humor tiene un gran impacto en la enseñanza que se desarrolla en el aula.

Tal como podíamos sospechar, en relación a la competencia comunicativa,  Isabel Iglesias nos corrobora en su experiencia narrada en el portal del Centro Virtual Cervantes,  que las posibilidades de explotación de los materiales humorísticos son múltiples porque: (1) implican trabajar tanto los efectos expresivos como los aspectos estéticos de la lengua,  (2) son muy eficaces para desarrollar las cuatro destrezas básicas (expresión oral, expresión escrita, comprensión lectora y comprensión auditiva) y (3)  son un recurso excepcional para explorar las distintas áreas de habilidad que articulan la competencia comunicativa.

¿Por qué no hay payasos

en todas las escuelas?

Recuerdo la idea tan genial que escuché a José Antonio Fraga (@o_fraga en la red twitter)  cuando le conocí en NOVADORS14  donde narró cómo cada mañana, uno de sus alumnos iniciaba las clases compartiendo “importantes mensajes” con contenido humorístico.mUn extraordinario proyecto que denominó Educación se escribe con h de humor.

Todo es sencillo cuando los docentes pensamos la escuela para ser felices y hacer felices a nuestros alumnos.

¿Cuánto vale para un chico la sonrisa de un maestro, de una profesora… de alguien en quien confías?

¿Cómo se sentirían nuestro alumnado y cómo nos sentiríamos los docentes si cada mañana llegáramos a la escuela con ganas de empezar a ilusionar, de emocionar… con ganas de reír, de dar la posibilidad de reír y de provocar la sonrisa?

Tengo la suerte de tener como compañeros de trabajo y compartir espacios de humor casi a diario al grupo PupaClown, Payasos de hospital. Como docente observo (e intento aprender con ellos) cómo utilizar el humor para convertirlo en pieza clave de los procesos, no sólo terapéuticos, sino también de aprendizaje. Es sorprendente sentir cómo los alumnos de las aulas hospitalarias inician cada mañana con una sonrisa, y es esclarecedor ver cómo el humor abre, con su mediación, una autovía emocional facilitadora de aprendizajes. Consiguen (aunque sea a costa de “tomarle el pelo” al maestro que adopta el papel de “payaso listo”) abrir el escondido mundo emocional de niños y adolescentes y, a través del ardid del humor, eliminar la negatividad del contexto hospitalario y educativo, dejándolos entregados al aprendizaje. “¿Por qué no hay payasos en todas las escuelas?” preguntan mis alumnos cuando la familia Pupa abandona el aula. Y yo me pregunto: “¿Por qué no se aprenderán competencias de comunicador y estrategias clown en la formación de  maestros?”

Las aportaciones del humor

a la escuela

Me gustó leer cómo el psicólogo Jesús Garanto, partiendo de sus investigaciones, estructuró los beneficios del humor en el aula en tres vertientes; con respecto a los profesores, con respecto al alumnado y con respecto al proceso de enseñanza y aprendizaje. Proporcionándome  otra gran certeza que sospechaba, en educación la energía emocional que proporciona el humor en el aula tiene importancia  no sólo para el que aprende, sino  también para el que enseña.

En todos estos años vengo constatando  cómo mi alumnado, con la comprensión del absurdo, adquieren conocimiento útil y racional sobre historia, sobre la comprensión de un cuento, sobre nociones de alimentación sana, de ecología y protección de la naturaleza ( por poner unos ejemplos). Además, a través del humor los alumnos aprenden a ser felices y adquieren una competenciaque no aparece, ni acotada como contenido en ningún libro de texto, ni regulada comoestándar de aprendizaje, en ningún currículo escolar.

Integrado en el aprendizaje , el humor  es un vehículo extraordinario que acerca al alumnado a los objetos de aprendizaje que se ponen en juego y se convierte para los docentes en un recurso metodológico de primer orden al erigirse como estrategia  de aprendizaje transversal (afecta a todas las disciplinas), global (se integra en la totalidad del ser) e inclusiva (afecta a todos por  igual y de la misma manera):

Razones para llevar

el humor a la escuela(1)

10

El humor es cercano.

A los niños y jóvenes les resulta cotidiano, amable y atractivo. Favorece la espontaneidad y el alumnado lo utiliza a la mínima oportunidad que se le ofrece.

El humor es útil a nivel social y personal

Favoreciendo tanto el desarrollo escolar de la inteligencia social y las relaciones sociales, como la mejora de la salud emocional y la inteligencia propioceptiva, reduciendo las defensas y los miedos.

El humor propicia personas creativas.

Eliminando las respuestas obvias, el desarrollo de habilidades humorísticas mejora la creatividad de los individuos, y genera un estilo propio y peculiar  que se puede transferir a otros ámbitos personales, académicos o laborales.

El humor enriquece el pensamiento.

Desarrolla el pensamiento lateral  al acometer situaciones imprevisibles, potenciando formas de pensar en multidireccionales.

El humor favorece la resolución de problemas, retos y proyectos

Porque permite invertir el orden lógico de las cosas para entenderlas desde otro punto de vista. Al mismo tiempo ayuda a asumir riesgos y aceptar los errores.

El humor es una herramienta lingüística expresiva y comprensiva de primer orden

Pues invita a experimentar activa y creativamente con la palabra ya que se trata esencialmente de un juego verbal  y de manipulación del lenguaje.

El humor facilita la comunicación

Abriendo canales habitualmente cerrados en las aulas. También porque utiliza un lenguaje directo basado en  un espíritu de naturalidad y posibilita  al alumnado a expresar sus ideas personales sin cortapisas y a que  los aprendizajes sean significativos y eficaces.

El humor proporciona espacios positivos y constructivos.

La risa y la sonrisa generan un clima psicológico positivo que favorece el aprendizaje y la creatividad, aminora los problemas de disciplina, desdramatizando conflictos y evita conductas agresivas y hostiles.

El humor conecta docente y alumnado.

Cuando los alumnos perciben humor en el docente, sienten su empatía y su afecto, promoviendo su comprensión mutua y manteniendo unas relaciones armoniosas y de confianza en un clima de cooperación.

El humor genera estilos de ayuda y cooperación en el aula

Difíciles de conseguir con otros recursos docentes: aumenta la cohesión y el sentido de pertenencia al grupo; desarrolla la interacción y la motivación como motor del interés por aprender.

 

Estas 10 razones

se resumen en 2:

I

El humor potencia la necesidad de aprender

II

Facilita los procesos de enseñanza y aprendizaje

Desde luego, la primera acción pasa por  Encontrar motivos serios para reírse. Se trata de  asumir que una educación integral ha de tener en cuenta que el sentido del humor, la capacidad de reír como mecanismo para afrontar la vida, forma parte de los básicos de aprendizaje de las personas y que la seriedad y el trabajo bien hecho son compatibles con el humor y la sonrisa. Esto pasa inevitablemente y  como propone José María Toro2 por dar espacio en las aulas para el humor, crear espacios  tiempo para que el alumnado pueda reír y compartir su sonrisa, felicidad y alegría con el resto de compañeros.

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 El humor se puede aprender

Actividades y técnicas

Para finalizar, comparto algunos ejemplos de actividades, proyectos y técnicas que se realizan ya en  aulas y propuestas  para realizar, que considero interesantes como modelos. Estos ejemplos se pueden adaptar a cada contexto y a las necesidades y características de las diferentes comunidades educativas.

  • Crear un día al mes del humor.  Se trata de desarrollar actividades y pasarlo bien aprendiendo currículo. “Les damos oportunidades para que puedan actuar como lo que son, niños y adolescentes. Hay días en que les dejamos venir al colegio en pijama o con un peinado divertido y alocado “ Pearl Arredondo, fundadora del San Fernando Institute For Applied Media
  • Cada mañana compartimos “mensajes importantes”. Iniciar cada mañana compartiendo mensajes, a modo de asamblea, con contenido humorístico. “¿Os imagináis un lugar en el mundo donde no se pueda reír? ¿no?… pues, si seguimos así, ese lugar existirá, y será nuestras aulas.” José Antonio Fraga, maestro y creador del proyecto Educación se escribe con h de humor.
  • El club de la comedia. “Todos los jueves a las 10:00 h. tenemos la hora de la comedia en el aula”.Marina Tristán, maestra de educación primaria. Sin tizas y a lo loco.
  • Relatos sobre el humor. Certamen Internacional de relatos cuyo tema deben versar sobre el humor. “Gracias al humor se puede ver la vida con otros colores y podemos sonreír o reírnos a carcajadas aunque nos duela algo o tengamos preocupaciones”. Equipo de Atención Educativa Hospitalaria y Domiciliaria.
  • El rincón del humor: Este rincón puede ser físico o virtual. En él se exponen fotos, dibujos, tiras cómicas, realizados por el alumnado, o encontradas en la red o en prensa, que se comparten para que toda el aula los disfrute. Cada día se le puede dedicar unos minutos al comienzo de las clases para comentarlas, leerlas y aportar motivos de su elección, entre los que “podrán” existir motivos referidos al currículo que se desarrolle en ese momento.
  • El diccionario del humor. Una iniciativa en la que se puedan escribir y proponer redefiniciones de vocablos, palabras recreadas, inventadas… y expresiones que lleven mensajes humorísticos y positivos.
  • La videoteca del humor. Se trata de una actividad de participación de las familias y otros adultos. Por medio de vídeos breves,  se pueden aportar historias propias, relatos jocosos, textos orales humorísticos, chistes… que conformen una enorme “videoteca del humor” compartida en la web del centro o aula. De ella se podrán extraer tanto aprendizajes curriculares, reconocimiento de valores,  y desarrollo de emociones como  análisis textuales relacionados con las competencias de expresión y comprensión oral y/o escrita.
  • El humor como actividad extraescolar. Cada vez son más los centros educativos que proponen Talleres clown, risoterapia, talleres de realización de cómic… como complemento ideal de la actividad docente.

Algunas notas,

a modo de epílogo

Escrito todo lo anterior, es evidente que la meta del docente que usa el humor como un recurso didáctico no es la de convertirse en comediante, sino  la de mediar pedagógicamente a través del humor.

Se trata fundamentalmente de, como docentes, ser capaces de integrar el humor a la metodología de uso en el aula, de forma sistemática y natural, de tal manera que ayude  a nuestro alumnado, por un lado,  a desarrollar una visión positiva de enfocar la vida y por otro, a mejorar su capacidad intelectual: Aprender felices y enseñar con alegría.

El éxito de enseñar con humor, dependerá de acertar tanto al elegir y planificar el tipo de humor más apropiado al contexto; al ponerlo como punto de relieve en el proceso de enseñanza y aprendizaje; al situarlo como elemento que despierte la curiosidad, la motivación y las emociones…como también elegir y planificar su desarrollo  bajo las circunstancias apropiadas y  en el momento oportuno: una enseñanza basada en el humor que equilibre objeto y procedimiento.

Re(IN)novar para transformar la educación se trata tanto de renovar echando mano de todo la ciencia pedagógica acumulada durante siglos, como de innovar, aportando a la educación toda la tecnología y la investigación actualizada que busca la mejora de los procesos de aprender.

¡Ni en serio, ni en serie!  

No te tomes a guasa la educación con humor,

que el humor para educar es una cosa muy seria.

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¿TE INTERESA EL TEMA? Para empezar, aquí tienes una lista de libros relacionados con el humor y la educación:

  • GARCÍA LARRAURI, B. (dir) (2010). Claves para aprender en un ambiente positivo y divertido. Todo rueda mejor si se engrasa con humor. Madrid: Ediciones Pirámide.
  • SOLÍS, J. Y CERRADA, J. (2010). El valor pedagógico del humor en la educación social. Bilbao: Desclée De Brouwer.
  • FRANCIA, A. y FERNÁNDEZ, J.D. (2009). Educar con Humor. Málaga: Ediciones Aljibe.
  • GARCÍA, J. y VÍO, K. G. (2005). El humor en el aula (y fuera de ella). Madrid: Publicaciones ICCE
  • TORO, J.M. (2005). Educar con “co-razón”. Bilbao: Editorial Desclée.
  • BURGUESS, R. (2003). Escuelas que ríen: 149 3/4 propuestas para incluir el humor en las clases. México: Editorial Pax.
  • BERGER, P. L. (1999). Risa redentora. Editorial Kairós.
  • GARANTO J. (1983).  Psicología del humor. Barcelona: Herder.

DOCUMENTOS CONSULTADOS

WEB SITES CONSULTADAS


NOTAS

1Adaptado de:

2 José María es maestro de enseñanza primaria, especialista en creatividad y autor de “Educar con Co-Razón”.


Guías para desarrollar las competencias socioemocionales, ideas y propuestas

Enllaç permanent: https://ddd.uab.cat/record/256248

Breu guia didàctica per desenvolupar competències socioemocionals
Zárate Alva, Nair Elizabeth  (Universitat Autònoma de Barcelona)
Soldevila, Anna  (Universitat de Lleida)

Títol variant:Breve guía didáctica para desarrollar competencias socioemocionales
Data:2019
Ajuts:Ministerio de Economía y Competitividad EDU2016-77284-R
Drets:Aquest document està subjecte a una llicència d’ús Creative Commons. Es permet la reproducció total o parcial, la distribució, la comunicació pública de l’obra i la creació d’obres derivades, sempre que no sigui amb finalitats comercials, i sempre que es reconegui l’autoria de l’obra original. 
Llengua:Castellà
Document:Objecte d’aprenentatge

Català
23 p, 1.3 MB

Castellà
22 p, 1.3 MB


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SI… POEMA DE RUDYARD KIPLING

«Si…» (originalmente «If») es un poema escrito en 1895 por el autor inglés Rudyard Kipling que conforma las reglas del comportamiento británico. Está escrito en un tono paternal, como un consejo para el hijo del autor.

 

  Si puedes conservar la cabeza cuando a tu alrededor todos la pierden y te echan la culpa; si puedes confiar en ti mismo cuando los demás dudan de ti, pero al mismo tiempo tienes en cuenta su duda;

si puedes esperar y no cansarte de la espera, o siendo engañado por los que te rodean, no pagar con mentiras, o siendo odiado no dar cabida al odio, y no obstante no parecer demasiado bueno, ni hablar con demasiada sabiduría…

Si puedes soñar y no dejar que los sueños te dominen; si puedes pensar y no hacer de los pensamientos tu objetivo; si puedes encontrarte con el triunfo y el fracaso (desastre)y tratar a estos dos impostores de la misma manera;

si puedes soportar el escuchar la verdad que has dicho: tergiversada por bribones para hacer una trampa para los necios,o contemplar destrozadas las cosas a las que habías dedicado tu vida y agacharte y reconstruirlas con las herramientas desgastadas…

Si puedes hacer un hato con todos tus triunfos y arriesgarlo todo de una vez a una sola carta, y perder, y comenzar de nuevo por el principio y no dejar de escapar nunca una palabra sobre tu pérdida;

y si puedes obligar a tu corazón, a tus nervios y a tus músculos a servirte en tu camino mucho después de que hayan perdido su fuerza, excepto La Voluntad que les dice «¡Continuad!»

Si puedes hablar con la multitud y perseverar en la virtud o caminar entre Reyes y no cambiar tu manera de ser;

si ni los enemigos ni los buenos amigos pueden dañarte, si todos los hombres cuentan contigo pero ninguno demasiado;

 si puedes emplear el inexorable minuto recorriendo una distancia que valga los sesenta segundos tuya es la Tierra y todo lo que hay en ella, y lo que es más, serás un hombre, hijo mío.


Begoña Román: «Com a societat, ens havíem oblidat que els humans ens morim»

https://www.naciodigital.cat/noticia/200000/begona/roman/societat/haviem/oblidat/humans/morim

La filòsofa i presidenta del Comitè d’Ètica dels Serveis Socials creu que s’ha de conviure amb la mort i assegura: «Si no podem acompanyar els que se’n van, ens haurem d’inventar ritus»

La filòsofa Begoña Román, professora de la Universitat de Barcelona, s’ha referit sovint al concepte de happycràcia, una cultura de la vida que vivia al marge de la mort i el patiment, obsedida només pel benestar més tangible i d’esquena a les vulnerabilitats. Ara, de cop, i gràcies al coronavirus i la magnitud de les seves xifres, la societat ha comprovat que ens morim.

Especialista en bioètica i presidenta del Comitè d’Ètica dels Serveis Socials de Catalunya, autora d’Ética en los servicios sociales (Herder), hem demanat a la doctora Begoña Román que ens parli del gran tabú, la mort, de com s’ha convertit en protagonista indesitjada de la quotidianitat macabre i de com podem conviure-hi.

 De cop, ens hem sentit molt vulnerables. S’ha acabat la happycràcia a la qual s’ha referit en algun moment?

– No crec que s’hagi acabat, però sí que hi havia la prioritat de maximitzar la felicitat, aquesta happycràcia a la qual es refereix. Hi havia unes prèvies que donàvem per assolides i consolidades i hem vist que en qualsevol moment es poden fer malbé, com pot ser l’estabilitat d’una vida quotidiana perquè ens ataca un virus que posa per sobre criteris de biologia i supervivència sobre coses de qualitat i felicitat.

 Amb un esdeveniment com la pandèmia, la mort ha guanyat un protagonisme inesperat.

– Som una societat que, de cop i volta, s’adona que ens morim. Des que tenim una societat molt centrada en el benestar i disposem d’una estructura com els tanatoris, sembla que ens havíem oblidat del fet que els humans ens morim. Tenim un cos vulnerable a malalties, al virus i a l’edat. Ens hem mort tota la vida, però la nostra societat creia que tenia una assegurança a tot risc que no era real.

– En situacions com aquesta, canviem la manera d’afrontar la mort? La mort deixa de ser tabú o, pel contrari, el gran temor adopta formes noves?

– Miri, de les coses bones que ens porten aquestes crisis, com és que tenim capacitat de resiliència i de solidaritat, hi ha el recordar que som fràgils i que cal deixar constància de desigs del que voldríem i del que no voldríem. Hauríem d’aprofitar per parlar de com volem morir-nos i de quin tipus de prioritats faríem a l’hora de triar en cas que entréssim en una UCI. És el que anomenem els plans de decisions anticipades. No només de com vull morir, sinó de pensar que, posem per cas, si ha d’entrar una mare de família amb criatures petites que no tenen pare, deixar constància que s’ha de donar-li prioritat a ella. És un moment ideal per parlar de les coses essencials i de com volem morir.

«Ens hem mort tota la vida, però la nostra societat creia que tenia una assegurança a tot risc que no era real»

– És especialista en bioètica. Precisament la crisi sanitària ha comportat preguntes bioètiques importants, com això que ara ens deia. Estem on hauríem d’estar en aquest àmbit? Quines assignatures pendents té la bioètica en el camp sanitari?

– La bioètica és una ètica aplicada, que vol dir que avança a cops de pragmatisme. Fins ara, la bioètica estava centrada en el pacient individualment. Una pandèmia com la vivim ens obliga a parlar d’una bioètica de les poblacions, en el bé comú i la salut pública. Hem format els professionals a prendre decisions pensant en el malalt que està atenent i no tant a prendre-les tenint tota la població al davant. Es treballa en categories possibilistes: salvar les màximes vides possibles i màxima qualitat possible. Però hem de tenir present que el 80% dels factors de la salut són socials. Quan donem altes, hem de pensar també en qui se n’ocupa d’aquestes persones. Tenir en compte circumstàncies que poden anar des de violència de gènere a casos de soledat. No només s’han de prioritzar bons hospitals, sinó també bones polítiques de cura.

– Hi ha àmbits de l’atenció que es troben especialment abandonats? 

– Per suposat que n’hi ha. Patim la infravaloració dels professionals de l’àmbit assistencial, de tuteles, de serveis socials, de les cures quotidianes. No només dels que tenen cura de la gent gran, sinó també dels que estan al costat de persones discapacitades, dels sense sostre, etcètera.

– No és una anomalia que el personal sanitari hagi de fer alhora de familiar dels qui es troben en una situació final?

– En general, els professionals assistencials, a banda de la gran capacitat tècnica, tenen una gran vocació de servei i s’està posant de relleu aquests dies. Tenen en compte que tenen davant seu, a més d’una vida biològica, una història, una biografia, i saben que si els seus parents no els poden acompanyar, ells han de suplir l’escalfor de la proximitat i la presència familiar. I la majoria ho estan fent. Ho tenen incorporat per jurament hipocràtic i deontologia professional. Però no és el mateix. Per això, el Comitè de Bioètica de Catalunya hem recomanat que, en la mesura del possible, un familiar pugui anar a fer costat a aquestes persones que estan al final i que es comprometin a fer després els quinze dies de confinament.

«Hem recomanat que, en la mesura del possible, un familiar pugui anar a fer costat a aquestes persones que estan al final»

– Quin paper poden jugar les creences religioses en el moment d’afrontar una situació final? 

– Jo crec que tothom té creences. Però l’important no té tant a veure amb les seves creences com en la reconciliació que hagi fet amb la seva vida. Per això defenso que hem de parlar de la mort, que no ha de fer por ni recança. La mort forma part de tota vida i és bo que ens agafi preparats.

– Què vol dir que ens agafi preparats?

– No vol dir que després anirem a un nirvana o a un cel, segons les diferents tradicions. És dir: jo estic content amb la vida que he portat, que l’única oportunitat que he tingut sobre la terra ha valgut la pena, el temps que hagi estat. Aquestes són les persones que se’n van tranquil·les. Però la pregunta que fa dona molt de si. Jo no crec que la persona que té creences com una inversió en la vida eterna es trobi que això li genera més tranquil·litat que angoixa, com la que tenia Unamuno respecte a la fe del miner.

– Hi ha un sector de la població que potser viu la mort dels altres d’una manera encara més especial. Penso en els infants que veuen -o no veuen- la desaparició dels avis.

– Efectivament, els nens necessiten una explicació sobre on estan els avis o els oncles. O per què no podem anar a visitar-los. Jo soc partidària dels ritus, que han generat totes les cultures. Ritus d’inauguració de la vida, de presentació de la parella, del matrimoni… I de la mort. Si en aquesta pandèmia no podem estar fent aquest acompanyament a les persones que hem perdut, ni acomiadar-nos del cos, ens haurem d’inventar ritus de comiat. I és important sobretot pels nens, no només per fer el dol sinó també pel tipus de relació que vulguin establir amb els avis. Però és important no negar als nens la mort i la tristor, la manifestació del plor. Cal explicar-los que la mort existeix i que puguin conviure amb l’absència.

«Cal explicar als nens que la mort existeix i que puguin conviure amb l’absència»

– Cal una llei de mort digna? Com hauria de ser?

– Responc rotundament que sí. Però jo li transformaria el cognom de digne perquè totes les morts són dignes.

– Com l’anomenaria vostè?

– Jo diria senzillament una llei despenalitzadora de l’eutanàsia i del suïcidi assistit. Que una persona que a petició expressa i continuada, que viu les condicions a les quals l’ha sotmès la malaltia amb un dolor extrem, i la vida se li fa insuportable, no sigui culpabilitzada. Garantint que és la voluntat de la persona, que no hi ha cap professional sanitari que pren la decisió i que la família sàpiga que no s’obliga a ningú a viure amb un dolor insuportable o que se li retalla la vida sense voler-ho. En una societat moralment plural, amb concepcions diferents sobre la vida, és important respectar les diferències. És important aclarir que la sedació pal·liativa terminal o el rebuig a un tractament eficaç ja estan despenalitzats. La llei només parlaria de persones que volen morir perquè tenen un dolor total tot i que amb la malaltia podrien viure més anys. Però calen totes les garanties. Perquè tots hem vist pel·lícules en què el marit compassiu agafa el coixí i mata la dona. Això és una mort horrorosa, no és eutanàsia.

– Què hauríem de tenir en compte per quan acabi la pandèmia?

– Una cosa important. Una vegada els serveis sanitaris vagin donant les altes, no oblidem que el més important que ens toca fer ara és cuidar els altres. Com he dit abans, i cal repetir-ho, el 80% dels factors determinants de la salut són socials. Ara ens hem abocat als mitjans clínics. Però després ens tocarà abocar-nos a les condicions socials. Això passa per millorar les condicions del personal sanitari, però alhora de les famílies. S’ha de reivindicar diners per a la recerca en el Covid-19, sens dubte, però la vida quotidiana continua. Després d’això, hi haurà molta gent en estrès posttraumàtic que necessitarà psicòlegs i els serveis sanitaris no poden cobrir-ho en aquests moments. Caldran molts educadors socials aquest estiu per a molts nens que necessitaran sol i colònies.

 


Relaciones seguras, empáticas y compasivas que nos permitan metabolizar nuestras experiencias.Gracias Silvia por tus entrevistas

https://www.cuerpomente.com/nos-inspiran/confinamiento-puede-conectar-con-traumas-previos-mario-salvador_6278?fbclid=IwAR1lKLBIaPD45ldbKSIYQauz9kFjBgdLeLwij1riHG2SUnU0kXgbh6o5uaU

Entrevista a Mario C. Salvador

«El confinamiento nos puede conectar con traumas previos»

Sílvia Díez

Junto a la Asociación Española de Brainspotting y el Instituto Aleces de Psicoterapia del TraumaMario C. Salvador, experto en estrés postraumático y autor del libro Más allá del yo. Encontrar nuestra esencia en la curación del trauma (Ed. Eleftheria), ha creado un equipo de voluntarios que dan atención psicológica a los profesionales que están trabajando en primera línea en esta pandemia y a los familiares que han perdido a un ser querido. Con él hablamos de las posibles consecuencias psicológicas que se pueden derivar de la situación lo que estamos viviendo.

Atienden a quienes se sienten desbordados psicológicamente por la situación, a los cuidadores sanitarios que nadie cuida, al personal de las funerarias, a los policías, educadores sociales, bomberos y a los familiares en duelo por la pérdida de un ser querido del que no se han podido despedir.

–Dice que el loto no podría surgir sin el lodo…
Exacto. Esta flor tan bonita que es el loto no podría brotar sin el lodo. El sufrimiento y la felicidad no son cosas separadas, sino que una se extrae de la otra. Y aunque queramos escapar del sufrimiento, simplemente es imposible, forma parte de la vida.

Todas nuestras experiencias quedan grabadas en nuestro cuerpo que es como la caja negra de los aviones donde todo queda registrado. Por eso conviene hacerse amigo de las experiencias, aunque sean desagradables, y prestar atención y escucha a nuestra parte deprimida, algo para lo que nuestra sociedad no nos educa.

¿Estrés? Su origen pueden ser emociones reprimidas o traumas

–¿Este confinamiento está teniendo efectos perjudiciales sobre todos nosotros?
–Un estudio publicado en la revista The Lancet analiza distintas investigaciones sobre los efectos psicológicos del confinamiento y, a partir de diez días de confinamiento, se registra ya un aumento significativo de síntomas de depresión, de estrés postraumático, irritabilidad, rabia, dificultades para dormir y también en las relaciones.

Algunos profesionales sanitarios han sido invitados por sus vecinos a residir en otro lugar. Es decir, además del estrés y la presión a la que están sometidos, algunos de los que nos ayudan deben luchar contra la estigmatización. Está el miedo a morir, el miedo a que mueran familiares y amigos, a la ruina económica.

Nos sentimos vigilados, atrapados y restados de libertad y todo esto a muchos les va a conectar con traumas previos.

–¿Podría ponerme un ejemplo?
–Hace unos días un paciente me hablaba de su gran sensación de sentirse atrapado al no poder salir de casa. Había reconectado con una experiencia vivida de niño, con el trauma derivado de las muchas veces que tuvo que ser hospitalizado. Accedió a estos recuerdos de sentirse privado del contacto con sus padres, de no poder moverse… Así funciona nuestra memoria.

El hecho de sentirse atrapado hoy, lo conectó directamente con este trauma no resuelto. Las personas que han vivido un abandono temprano y pasan solas este confinamiento pueden sentir que se despiertan sus traumas de abandono. No nos va a pasar a todos, dependerá de nuestras experiencias previas.

–¿Se trata de trabajar de abajo arriba porque el trauma queda atrapado en el cuerpo?
–Efectivamente el trauma se queda en el cuerpo y condiciona nuestro sistema nervioso. Nos construimos de abajo-arriba, los bebés viven en un mundo de sensaciones, luego vienen las emociones, después llegan las creencias que surgen a medida que se va adquiriendo el lenguaje y finalmente el propósito.

Como dice Antonio Damasio, nuestra cultura occidental cree que el cerebro prefrontal –que es el último en llegar– es el dueño de todo, pero la mayor parte de nuestro cerebro sigue siendo somato-sensorial

¿Borrarías tus malos recuerdos?

Un niño abusado puede concluir que es indigno y no vale nada, es una historia que le sirve para sobrevivir y vive en esta mentira hasta que encuentra unas circunstancias favorables para modificarla.

Sin embargo, su cuerpo sabe la verdad, una verdad que se debe escuchar. De hecho no habría trauma, si después de haber vivido una experiencia dolorosa, hubiésemos tenido un buen apoyo social, unos cuidadores que nos hubieran escuchado con compasión, respeto y protección.

Estamos programados para curarnos a nosotros mismos, pero para ello necesitamos unas relaciones seguras, empáticas y compasivas que nos permitan metabolizar nuestras experiencias.

Y es algo que está faltando y mucho en nuestra cultura. Cuando preguntas a estas personas: “¿Contaste a tu mamá o a tu papá que tu tío te tocaba?”. La respuesta es: “No me hubiera creído, me hubiera culpado…” También te pueden decir que sus cuidadores estaban deprimidos o estaban ausentes. Hay una falla en los sistemas de cuidados, es decir traumas de apego que nos han impedido metabolizar estas experiencias duras.

–De ahí este programa de voluntarios, ¿para dar apoyo y escuchar…?
–Esta pandemia es una traumatización colectiva. Hemos construido un mundo de aparente certidumbre, hemos vivido como si la muerte no existiera y ahora esta situación nos muestra que no es así. Esta crisis nos lleva a mirar de cara la muerte, la enfermedad, la ruina económica, el miedo a que muera un ser querido… Y el camino va a ser siempre el mismo: mirar aquello que no hemos querido mirar hasta ahora y tener una mayor aceptación de cosas que forman parte de la vida como la muerte y el sufrimiento acompañados de guías que nos ayuden a aceptar la verdad que cuentan nuestros cuerpos.

Este equipo de voluntarios, que cuentan con un entrenamiento en Brainspotting y en el Reprocesamiento del Trauma según el Método Aleceia basado en el mindfulness y enfocado a la escucha del cuerpo, ofrecen atención psicológica a los profesionales que están en primera línea y a los familiares de enfermos o fallecidos que lo requieren.

Les ofrecemos atención terapéutica para el estrés agudo que puede manifestarse en como un estado hipervigilancia, pesadillas, flashbacks, entumecimiento emocional, dificultades de concentración…

Aquellas personas cuya historia de vida sea suficientemente buena lo más probable es que consigan que esto no vaya a más, sin embargo las que hayan sufrido traumas anteriores y sean más frágiles pueden desarrollar un estrés postraumático y que los síntomas perduren más allá de los tres meses.

–Nuestro quehacer cotidiano intenso no nos suele dejar espacio para atender las heridas, algo que a lo que ahora estamos confrontados…
–Hemos construido una sociedad de la acción, la producción y el consumo que busca básicamente la gratificación en el tener. Nuestra autoestima depende del hecho de sentirnos competentes, productivos y útiles. Y, para adaptarnos, nos hemos desconectado de nosotros mismos y hemos sacrificado nuestra tendencia natural al juego, la exploración, la conexión social y a la espontaneidad.

Hemos podado aquellos aspectos que conforman nuestro crecimiento natural para ser aceptados y se nos considere buenos hijos y buenos ciudadanos. Ahora este confinamiento impone una parada total.

Todo lo que nos ha estado sirviendo como estrategia adaptativa de repente ya no sirve.

¿Qué ocurre? Cuando una defensa queda inutilizada emerge aquello de lo que la persona se estaba defendiendo, tal vez esta depresión latente en toda nuestra sociedad. Y es que hemos perdido la capacidad natural de regularnos a través de las relaciones e intentamos encontrar la satisfacción mediante el consumo de cosas, de pastillas (ansiolíticos y antidepresivos), mediante un exceso de actividad y de trabajo, un sistema de regulación impuesto y artificial.

La forma natural de regulación del sistema nervioso es a través del sistema nervioso de los otros, en unas relaciones seguras nuestro sistema nervioso vuelve a la homeostasis. Ahora se nos fuerza a mirar a todo lo que no hemos mirado ni valorado hasta ahora.

El trauma psicológico también se sufre en el cuerpo

–Decía que unas investigaciones sobre la gratificación explican cómo funcionamos.
–El neuro-psicólogo Diego Redolar me contaba los resultados de unas investigaciones en las cuales se proponía a las personas realizar la simple tarea de parar las agujas del reloj cuando estas llegaran a un determinado punto. A un grupo se les pagaba por ello y a otro no. El grupo no remunerado mantenía el entusiasmo por la tarea en los distintos intentos y siempre se mantenían activados los sistemas dopaminérgicos del cerebro. Encontraban un sentido en la tarea misma.

En cambio, el grupo a quien se le pagaba, si bien en el primer intento tenían activadas las mismas áreas del cerebro que el grupo no remunerado, en los siguientes intentos que ya no eran pagados, perdían la motivación.

¿Qué significa esto? Entre otras cosas que la dopamina, fuente de bienestar, se activa cuando el individuo realiza una actividad con sentido. Pero en nuestra sociedad, donde se paga incluso a los niños por estudiar, se ha perdido la capacidad de encontrar sentido a las actividades cuando por ellas no se recibe dinero o gratificaciones externas a cambio.

Lo vemos en los deportistas de élite: mientras son niños juegan al futbol por placer y en el momento empiezan a enriquecerse por jugar al futbol la motivación intrínseca pierde sentido. Sólo juegan por lo que van a ganar y al jubilarse en la cresta de la ola, muchos se deprimen. Hemos perdido la capacidad de hacer cosas poniendo el alma en ellas y esto se relaciona con este déficit de dopamina generalizado.

Esta crisis del COVID 19 plantea el reto de encontrar un nuevo sentido y significado en cómo vivimos.

Este confinamiento nos fuerza a reflexionar sobre qué es lo realmente importante como estar con quien amamos, disfrutar de las cosas más sencillas y encontrarnos a nosotros mismos. Plantea una gran crisis existencial.

–¿Cómo podemos definir el trauma?
–El trauma es la manera en que nos hemos quedado atrapados en respuestas de supervivencia –miedo, rabia o congelación– que no han encontrado una vía de salida y han quedado en nuestro interior.

Ante una amenaza, nuestro cerebro subcortical toma el mando y da una respuesta rápida sin tener que pensar.

Esto es común a todos los mamíferos. En la vida salvaje no hay trauma porque todas estas respuestas se dan por completadas de una manera u otra. En cambio en nuestra especie las respuestas se tienen que frenar porque el depredador permanece y la amenaza sigue en el tiempo.

Si un niño vive con un padre alcohólico de conducta impredecible o con una madre deprimida o agresiva o un profesor violento, no podrá liberar estas respuestas organizadas por nuestro cerebro subcortical porque sus depredadores siguen allí. Normalmente el sistema nervioso alterna la activación simpática (acción/trabajo) y la activación parasimpática (descanso / tiempo de recuperación). Sin embargo en el trauma el sistema nervioso queda alterado.

«El trauma sucede cuando nos atascamos en el dolor»

La amígdala, el núcleo de nuestro cerebro límbico que es como un detector de fuegos y dispara nuestra respuesta emocional sin pensar ante una amenaza, se queda sonando y no vuelve al estado de apagado.

Así el sistema nervioso de estas personas con trauma permanece hiperactivado o hipoactivado. O viven con un exceso de hipervigilancia e hiperreactividad o como muertos sin padecer ni sentir. Por eso, como dice Bessel van der Kolk se trata de hacer terapias del sistema límbico para que regresando al cuerpo se pueda dar salida a estas emociones y respuestas atrapadas.

–¿Y que la disociación entre cuerpo–mente se diluya?
–Exacto. Lo contrario de la disociación es la asociación. Tenemos que escuchar estas historias atrapadas en nuestros sistemas nerviosos, en nuestros cuerpos para que lo que quedó congelado se pueda liberar. En el trauma también pasa que los sentidos se centran en lo esencial para sobrevivir.

Te pongo un ejemplo. Un chico tuvo que atender a unas de las víctimas de los atentados de Cambrils. Se encontró a la mujer en la calle sangrando por el cuello y este adolescente lo primero que hizo fue taponar la hemorragia como pudo sin saber demasiado y gritó para que alguien llamara a una ambulancia. Hizo lo que tenía que hacer para salvar una vida, lo que no significa que por dentro no estuviera viviendo otras muchas cosas. Para atender a esta persona, puso a parte su propio miedo.

Así que cuando este chico busca terapia y se da atención a todas estas experiencias propioceptivas, los flashbacks de ver la sangre manando, el miedo a no saber qué hacer, el miedo por estar en una zona de peligro… Todo lo que apartó vuelve. Esto es lo que nos va a pasar a nosotros cuando todo esto acabe, sobre todo a estas personas que están en primera línea.

Ahora tenemos que ocuparnos de sobrevivir, pero lo que estamos viviendo y sintiendo queda grabado en nuestro cuerpo y más tarde o más temprano aparecerá.

Y el camino es darle atención y permitir a nuestro cuerpo pueda liberar lo que se ha quedado atrapado ante alguien con una escucha empática. Habrá que crear un espacio para curar el daño moral que también ha producido esta crisis del que es imposible escapar, aunque se nos inste más a reconstruir y a olvidar.

¿Por qué funciona la meditación y cómo aprovecharlo?

–Bessel Van der Kolk habla de la importancia del yoga para dar salida al trauma.
–Cuando el cuerpo no puede escapar, la mente busca la forma de no quedarse en él. El yoga es una práctica de mindfulness que nos regresa al cuerpo, a las sensaciones que las personas traumatizadas no perciben porque estar en las sensaciones -estar en el cuerpo- es conectarse con el dolor del que quieren escapar.

Sin embargo, el yoga despierta aquellas sensaciones de fuerza, vitalidad y centramiento, sensaciones que no están asociadas al trauma. Además del yoga son útiles otras técnicas como el mindfulness, el taichí o el aikido que nos ayudan a habitar el cuerpo y a sentir sensaciones corporales de bienestar.

Junto al yoga, Van der Kolk propone también el canto y el teatro para dar salida al trauma.

Porque otra cosa que define el trauma es el fenómeno de desconexión social que origina. La persona pierde su confianza en los demás que no la han protegido o no han sabido proteger. Habitualmente buscamos regularnos mediante el contacto, pero la persona con trauma se ha dicho: “No hay nadie para mí. Estoy sola”. Y se ha aislado.

Esto es consustancial al trauma. Así las personas traumatizadas intentan regularse a sí mismas por ejemplo con un exceso de trabajo, alcohol … y otras formas artificiosas de regulación.

–¿Cómo ayuda el canto?
–Nosotros nos co-regulamos tomando a partir de ciertos indicadores como el tono de la voz y la expresión facial del otro. Supón que estás en un avión con unas turbulencias enormes y te asustas. Lo primero que haces es mirar la cara de la azafata. Si te dice que no pasa nada con una voz calmada y su expresión facial es congruente nuestro sistema nervioso capta estas señales para autorregularse.

¿Qué hace el canto? Reconectarnos con los demás. Para estar en un coro debes sincronizarte con los demás. Así que estamos ante una técnica de trabajo físico que entrena tu sistema nervioso a sintonizarse con el de los demás compañeros que conforman el grupo. Lo mismo ocurre en el teatro y los deportes de equipo: necesitas estar coordinado con los demás y contar con ellos.

Por qué deberíamos cantar más

–Una vez pase todo esto, ¿serán importantes los rituales colectivos para atender el trauma?
–Todas las practicas colectivas que se realicen para honrar a los muertos, teatros, representaciones y actos en la calle serán muy importantes cuando esto termine porque nos ayudarán a restablecer la conexión con nuestros congéneres y a sentir que somos una tribu.

Serán buenos para todos y sobre todo para los familiares de los fallecidos que no se han podido despedir de sus seres queridos.

También son reconfortantes los aplausos conjuntos a las ocho de tarde que se dirigen a los sanitarios: los vecinos que no se conocían a pesar de la cercanía se ven tal vez por primera vez por la ventana. Somos una especie que necesita y depende de la tribu y estas practicas contribuyen a que nuestros sistemas nerviosos vuelvan a regularse.

Hemos construido un mundo bastante individualista, pero nuestros sistemas nerviosos no están programados para ello. Hemos construido un mundo inadecuado e incongruente con lo que nuestra biología necesita.

–Usted trata el trauma a través del Brainspotting. ¿En qué consiste esta técnica?
–Lo más importante es construir una relación segura y sintónica con el paciente para que este se sienta en un espacio seguro y que el cerebro de supervivencia activado pueda calmarse al encontrar una sintonía. Se trata de una técnica neurológica de procesamiento del trauma que trabaja a nivel subcortical y corporal, pero la relación con el paciente es lo primero.

Lo que descubrió David Grand, el creador del Brainspotting, fue que cuando sientes algo, si llevas la mirada a la izquierda, después al centro y finalmente a la derecha lo que sientes varía. Donde miras afecta lo que sientes. El Brainspotting utiliza el campo visual para localizar y liberar aquellas experiencias de dolor bloqueadas.

Buscamos esta posición ocular y luego invitamos a la persona a mantenerse en ella para que observe lo que viene.

Se trata de un proceso de mindfulness muy enfocado. Le hemos dicho al cerebro donde está el problema y al mantener la atención en él con una actitud de observación curiosa y compasiva se acoge lo que el cuerpo trae sensaciones, imágenes, emociones y cogniciones.

El Brainspotting trata de puentear el cerebro racional para acceder a este cerebro subcortical donde está escrita nuestra historia y también reside la capacidad para autosanarnos cuando accedemos a ella. El cerebro se observa a sí mismo y al escuchar la experiencia sin juicios la digiere.

El cuerpo se descarga y aparece la transformación, porque debajo de todas estas cargas de sufrimiento están nuestras cualidades naturales positivas: la alegría, el amor y la espontaneidad.

Probado: puedes controlar el cerebro con la respiración

–¿Puedo estar traumatizada y no saberlo?
–Vivimos en una sociedad traumatizada, y como los peces, vivimos dentro del agua y no sabemos que hay otra cosa fuera de ella. Montones de slogans nos llevan a negar el dolor. El sistema nos empuja a producir, a hacer, y no tanto a entender. Sí, podemos estar traumatizados y no saberlo.

Muchas personas sufrieron abusos y malos tratos que justifican: “A mí me pegaban pero esto era a todo el mundo”.

Que lo hicieran a todo mundo no significa que no fuera traumático. Los abusos se niegan o se minimizan. Pero un día estamos viendo una violación en una película y nos sentimos especialmente fóbicos porque se despierta lo que está grabado en nuestro sistema nervioso, en nuestro inconsciente.

Vivimos como si no nos hubiera ocurrido pero lo no digerido siempre reaparece con explosiones de ira, de tristeza o de miedo o en forma de espasmos o temblores. Cuando las defensas bajan o por la noche. Porque para dormir nuestro sistema nervioso debe relajarse y entonces todo lo que hemos estado conteniendo aflora mediante pesadillas o ataques de pánico.

Aunque no lo queramos escuchar el trauma, siempre habla a través de nuestras reacciones, de nuestras manifestaciones emocionales y la forma en que nos relacionarnos con los demás.

–¿Y qué nos puede ayudar en estos días?
–Hay cuatro refugios. El primero es volver a nuestra isla de calma interior. En el centro del torbellino no hay movimiento, está nuestra esencia. Todas las emociones, la rabia, el miedo son como las olas del mar que se levantan, pero cuando la ola se calma, vuelve a su naturaleza de mar.

Detrás de todo esto está lo que realmente somos y hay que cultivar este aspecto de nuestra consciencia. El segundo refugio es la co-regulación a través de conectarnos con los amigos y familiares mediante las redes sociales, sentir que podemos contar con los demás.

La co-regulación es otra manera de sentir que no estamos solos, que importamos, que somos cuidados y podemos cuidar. Sentir nuestra sangha, es decir el hecho de construir comunidades mayores. He hablado de la importancia de los rituales colectivos, de sentir que todos juntos nos enfrentamos a todo y pertenecemos a una tribu mayor que nuestras familias y relaciones diarias.


Ligereza….Pepa Horno

http://www.pepahorno.es/el-despues-2/

Siempre me impresiona ver cómo los seres humanos con historias, situaciones y caracteres tan diversos podemos vivir de forma tan similar las experiencias humanas radicales. No ocurre con las intrascendentes o con las pequeñas, pero sí con las radicales. Solemos decir que hay muchos modos de vivir el dolor, el amor, la muerte o la enfermedad. Sin embargo, conforme pasan los años, yo tengo cada vez más la sensación de que existen unos mimbres comunes al psiquismo humano que hacen confluir las vivencias cuando son radicales. Confluir, eso sí, siempre de forma polarizada, en lo bueno y en lo malo, sacando lo mejor y lo peor de nosotros mismos.

Me está ocurriendo con todo lo que nos está pasando. La primera semana toda la gente con la que conversaba andaba con cierto aire de irrealidad. O bien irrealidad por el dolor abrumador que le estaba llegando y que le tenía noqueado, o bien irrealidad por centrarse en esa parte luminosa que esta experiencia nos ha traido también, pero obviando el dolor y la intemperie. La segunda semana fue más confusa, pero la tercera sin dudarlo llegó la carga de profundidad. Muchas personas a mi alrededor entraron en crisis. En unos casos por el dolor vivido en situaciones tan surrealistas, tan inimaginables hasta ahora que se quedaban sin recursos para afrontarlo. En otros casos porque el confinamiento, la falta de libertad y la dimensión global de lo que está sucediendo les llegaba incluso a sus espacios protegidos y les empezaba a pasar factura. Me pareció un proceso similar a cuando vas de viaje o de vacaciones, las primeras dos semanas suelen ser de vivencias pero sigues muy activado mentalmente bien al trabajo del que no has desconectado, bien a la vivencia y descubrimiento del viaje. Es normalmente en la tercera semana cuando si estás de viaje, empiezas a añorar y si estás de vacaciones, a descansar.

Y luego llegó la cuarta. Y ahora la quinta. Y en la cuarta apareció el “después” tímidamente. En la quinta ya aparece casi constante en las conversaciones. ¿Cómo afrontar el “después”?

Y yo no paro de recordar algo que he aprendido en mis viajes por el mundo. Lo aprendí especialmente en Centroamérica. Allí muchas veces conversaba con las asociaciones, entidades e instituciones con las que trabajé que me sorprendía la escasez de inversión en infraestructuras para territorios tan pequeños e incluso en zonas de niveles económicos más elevados. También pasaba en la vida personal, veía cómo la gente invertía mucho en viajar, en educación, pero no tanto en sus casas. Hablo, claro, de un nivel económico medio. Al hablarlo en diversos países las explicaciones coincidían. Ellos decían: “¿Para qué vamos a invertir en cosas que se van a destruir? Cuando no es un terremoto, es un huracán y si no un maremoto”. Es una región acostumbrada a la fragilidad. Cada cierto tiempo la naturaleza llega a impone su presencia. Siempre me impresiona en las casas de mis amigos de algunos países de esa región ver las bolsas que hay junto a las puertas. Son unas bolsas pequeñas que tienen listas para cuando estalle un terremoto tenerlas a mano para salir: una muda de ropa, la documentación, algunas medicinas, un par de fotos.. poco más. En la puerta de la entrada de la casa. En general, en Latinomérica y el Caribe y en Africa la gente vive muchísimo más conectada a la naturaleza, para venerarla, para temerla o para expoliarla..pero conectados. No ocurre lo mismo aquí en Europa.

Pero hay un concepto que aprendí entonces y esta semana ha vuelto a mí una y otra vez: ligereza. Cuando pienso en el después, intento centrarme en cómo vivir la vida yo, cómo hacerlo con mi hijo. No quiero pensar tanto en el cambio global, porque me surge la rabia, sino en mi cambio personal, en cómo gestar una vida más humilde y más sostenible, en qué cosas quiero cambiar, en cuáles son los parámetros en los que habré de aprender a vivir. Y qué podré ofrecerle a mi hijo. Y me surgen algunos parámetros que quiero compartir.

El primero es el cambio constante. Ya sé, ya sé que la vida es cambio. Aún recuerdo aquel aprendizaje de Asia: “The Mekong always flows and flows in the same direction”, hagas lo que hagas, el Mekong siempre fluye y fluye en la misma dirección. Pero para mí se va imponiendo la sensación de que va a tocar aprender a vivir en un mundo que cambie constantemente, un mundo en el que la permanencia no sea posible. Un mundo en el que toque migrar porque una tierra se convierta en invivible, o porque desaparezca o porque esté tan contaminada que no sostenga la vida. Un mundo en el que toque cambiar de casa y de lugar y de trabajo y de… cambiar. Toca aprender a no permanecer. Nosotros, los humanos; yo, la primera, estamos tan aferrados a nuestros lugares, nuestras costumbres, nuestras tradiciones.. Nos toca en cierto sentido volver al origen del ser humano, cuando se movia donde era necesario para sobrevivir. Las grandes migraciones han sido una constante histórica, pero ahora los movimientos racistas y clasistas que están teniendo un auge increíble en Europa son justo para poder permanecer y no movernos de donde estamos, para que no nos “quiten” lo que nosotros construimos a partir de lo que quitamos a otros.

Y en ese cambio entra la ligereza. Soltar las cosas, las posesiones, las relaciones..soltar.  Este ejercicio que mucha gente propone estos días de intentar pensar en qué meterías en una maleta si fuera lo único que te pudieras llevar de tu vida tengo la sensación de que va más allá de una imagen, de que nos conviene pensarlo de verdad. Como las bolsas de entrada de casa de mis amigos.

Soltar hasta la vida, porque no sabemos a quién le llegará el virus, éste y los siguientes que vendrán. No sabemos a quién le tocará irse y a quien permanecer un poco más. Por supuesto hay factores estructurales y políticos. Permaneceremos más los que tengamos un sistema de sanidad público y sólido, los que invirtamos en investigación y sobre todo los que construyamos alianzas entre pueblos y naciones que posibiliten la supervivencia. Pero para eso… falta mucho, o quién sabe si llega.

Pienso en la vida de mi hijo, y siempre pensé que lo mejor que podía enseñarle era a saber adaptarse a los cambios. Dormir en cualquier sitio, comer cualquier cosa, abrir nuestra casa cuanto hiciera falta, adaptarse, viajar, conocer otras culturas, otras formas de vida…entender que no es posible comer en el mismo plato, en la misma mesa, la misma comida y a la misma hora. Pero ahora es más si cabe.

El segundo parámetro con el que habrá que aprender a vivir es el miedo global. Y el miedo lleva a la desigualdad, porque lleva a la parte más animal del ser humano, a su necesidad de supervivencia. Ya cuando escribí “Educando la alegría” lo hice porque estaba asustada de la cantidad de miedo que les estamos inculcando a los niños y niñas en la educación, el tiempo que pasamos hablandoles de la parte más horrible del mundo, de todo lo malo que podía pasarles. Les enseñábamos a no salirse del redil, a buscar la seguridad. Y ahora? Ahora eso se va a volver radical. Porque el miedo es estructural, es como si lo pudiéramos mascar. Estamos enfermos de miedo.

¿Cómo pelear contra esa enfermedad? ¿Cómo hacerlo yo y cómo enseñar a mi hijo a hacerlo? Enseñarle a confiar, a dejarse en las experiencias, a pensar más que nunca en que pueda gozar la vida. ¿Cómo amar y arriesgarse a amar a pesar del miedo? Porque para amar hace falta correr riesgos.

Pero el miedo es global, aquí no hay bandos que valgan, por mucho que a corto plazo se va a incrementar de un modo espeluznante la desigualdad social.  Al final todos somos uno. Y a medio plazo aprenderemos que la humanidad es una, una sola especie, una sola mente, una sola entidad.

Y hay un tercer parámetro que, sin embargo, en este caso no es nuevo para mí. Es un parámetro de vida en el que me toca reafirmarme: el encuentro humano. No sé qué ocurrirá, no sé cuanta permanencia me será regalada. Lo que sí sé es que, sea la que sea, la quiero vivir en tribu, en comunión, en espacios de encuentro. Si puedo tocarme, mejor, si no, con la mirada, o con la palabra, o con los hechos. Pero no quiero vivir sin mi gente amada y aún más allá, sin la posibilidad de seguir conociendo y encontrándome con gente nueva. Quiero conversar hasta el último aliento, o compartir silencios, o mirar los bosques pero hacerlo de la mano de otros seres humanos. No quiero sobrevivir a cualquier costa. Nunca lo quise. Ahora menos.

Estos días, hablando del después, me comentan cosas muy diversas. Por un lado que se habla de recuperar los mercados al aire libre, las estructuras pequeñas que son más inocuas, revisar el tema de los aires acondicionados. Pero por otro las empresas invirtiendo en grandes servidores que permitan trabajar en sucesivos confinamientos, incrementar la potencia de la red que es parte justamente del problema, pero que ahora mismo salva tanto y a tantos. Me hablaban de una vida más sencilla, más de campo. Pero por otro de una crisis económica imposible de dimensionar, y de la pérdida de avances sociales que parecían incuestionables. Me hablan de muchas cosas que son cambios estructurales, no son temporales. No sé cuántos de estos cambios se harán realidad.

Sólo sé que cuando visualizo qué haré el primer día que salga de casa lo tengo claro. Bajar a la cala de debajo de casa y meterme en el agua del mar con mi hijo. Sin más. Y honrar el privilegio de estar viva, de ser amada y amar, de estar aquí y ahora. Y, poco a poco, fluiré donde decida el mekong. Porque toca ser humilde de una vez por todas, reconocer que no controlamos, que hemos sido tan engreídos como para creernos más fuertes que la naturaleza y que la vida. Lo que me queda es aprender a vivir con estos nuevos parámetros que están por llegar. Y confieso que no sé si sabré adaptarme del todo. Confío en que mi hijo y los niños y niñas que amo sí lo sean.

Os abrazo largo,